Me miro en el espejo y me veo diferente, temblando intento fijar la mirada en mis ojos carentes de un credo. Que no me conozco, me pierdo... Me mantengo a flote con el agua que me llega al cuello. Levanto los brazos, lo intento, y me veo venas aún más marcadas, que ramifican caminos que no sé seguir... No puedo. Que siento un vacío en mi pecho, que sin querer le echo de menos y queriendo deseo dormir. Invernar hasta que pasen los miedos, que viajen las nubes que llevan mis tormentos y dejen mis estrellas brillar. Que tengo por ojos dos cuevas vacías donde mariposas no quieren volar. Una niña que escupe de ira, donde la rabia golpea y desea escapar. Y si miro a mi alrededor sólo veo los cuentos de hadas en los que ya no creo, y una escoba para barrer, un alma herida y sus restos.
Templo de Deboh (Madrid)
No le pienso porque no le olvido, y no le olvido por no quererle recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario