viernes, 12 de mayo de 2017

Corre

Quiere salir corriendo, 
dejando atrás la redundancia de correrse. 
Va gritando que quiere ser libre 
y no se atreve ni a quitarse los zapatos. 


Vive encadenada pero corre
y ni siquiera se corre cada noche. 
Llora a oscuras,
bebiéndose las penas en reflejos de la noche.


Las pulseras le duelen 

y sus collares son sogas que la quieren ahogar. 
Coraza de reproches 

que no le permiten saltar. 

Joder, si pudiera volaría...
Pero aún dejando atrás las sombras, 
sigue temblando miedos,
y hay miedos por todas partes. 

Atardecer en la Estación de tren (Alicante)

Soldados de hierro,
de lluvia, de pólvora,
soldados inertes, implacables e indecentes, 
soldados de pensamiento lejano, 
y también estás tú...


Qué nadie sabe de qué huye,
no ven ni que está escapando. 
A cada dos pasos tropieza y se aguanta las lágrimas, 
y cuando te acercas 

como lobo manso con fauces cerradas y ojos de luna, 
deja de correr 
y estalla en rebeldía.