jueves, 29 de diciembre de 2016

Mi mejor consejo, niña...

No voy a contarte cuentos
que solo traten de princesas.
Pienso cogerte en mis brazos
y estrellarte contra mi pecho,
para que veas que un golpe
no siempre termina en brecha.
Te enseñaré desde el principio
la dureza de esta tierra,
que los amigos son contados con los dedos de una mano,
pero si tienes suerte
cambiarás el mundo a su lado.
Sabrás que venimos con ambición,
que si no nos sentimos "alguien"
nos mata la frustración.

Vas a ser feliz,
y si no llegas a serlo,
conseguirás rozar el cielo,
te aconsejo saltar muy alto en todos los conciertos.
Jamás te privaré de ti misma,
tampoco de que sonrías.
Asegúrate de sentir
y que te vean las estrellas,
así en el año en que mueras
jugarán en tus sueños,
y tú con ellas. 

Me tambaleo

Empecé a cerrar los ojos 

y a soñarte al caer la tarde,
y de tarde,
se me hizo pronto para besarte.
Para decirte te pienso y
dedicarte unas palabras
mientras bebo más veneno.

No me tires del espejo,
que mi lengua sabe hablar
pero calla en mis complejos.
No recites en silencio,
que las palabras son folios
que marchitan con el tiempo.
Sonrío...
me tambaleo si me sincero.
Mi mente ya no procesa,
voy borracha desde invierno. 

sábado, 17 de diciembre de 2016

Cuadro roto

Hay algo en la galería
por la que ella pasa siempre.
Han pintado un cuadro roto,
han pintado sus maneras,
el corazón de un piloto
que no sobrevivió a las curvas
cuando viraba en sus caderas.
Hay algo en la galería
que ha perturbado su mente,
le susurra a un lienzo quebrado
pero allí solo hay paredes.
Hay mas cordura en sus renglones
que poesía en sus costumbres.


Y es que ella daría todo
por ser una buena artista,
pero no cree en su locura
cuando intenta ser ella misma.
¿Quién soy yo para decirle
que ella sólo es otro yo?
No puedo solucionar
el tornado que hay en su cabeza,
porque sólo con acercarme
causaríamos un desastre,
al otro lado de la tierra. 

Dulce coraza

Dulce escape de corazas.
Ha sido un bonito
descosido,
quizá un error cometido,
detrás de sus lunares, escondido.
Su miedo,
desconocido deseo.
Su alegría, en tiempos de lamento.
Ahora rehuye los rosales
porque recuerda las espinas
mucho mejor que los amores.
Las canciones no han vuelto a reír
desde que arraigan
los concurridos silencios
en una partitura vacía.

Él, deslumbrante yace
entre las notas de un piano,
y no hay pausa en su descanso.
Ella, susurran las malas lenguas
que anoche murió de pena,
pero la he visto durmiendo,
soñando locuras,
bajo su larga melena. 

viernes, 16 de diciembre de 2016

Cómo juega el tiempo

En distancias relativas y noches de insomnio,
me has hecho saltar del verano al otoño.
Da por hecho que llevo contados los días que pasan y no nos vemos. 

Cómo juega el tiempo con las sábanas, 

si sueño noche sí y noche también 

con tocar tu cielo. 

Qué manía ha cogido la música de recordarme tu cuerpo, 

tu silencio, 

las caladas que lanzas al viento 

y las horas que pasas escuchando canciones 

que luego yo escucho en mi radio.
Las repito en bucle, 

sin riesgo de hartarme al oír tus sentimientos.
No eres desconocido si estás nominado a mi más bonito recuerdo, 

recuérdalo y ven pronto...

a mi encuentro.

Déjame apoyarte

Sacúdete los ojos,
que he visto un mar de lágrimas
coloreadas con tinta.
He visto como suspiras,
cómo hablas y me miras
buscando revivir en mí, 

recuerdos de mejores días.
He raptado los secretos
que susurraste al olvido
para alejarlos de ajenos oídos.
He cortado tus pestañas
para que no se hagan cuerdas
y que luego se retuerzan
causándote pesadillas.

Déjame que forje un columna imbatible sanando tus rotas costillas.
Tiovivos de sensaciones que caben en un solo día,
de todos los colores
que oscurecen enseguida,
sumiéndote en tu color, 

sin ser color, 

hasta que todo este cuento acabe.
Contarás cada segundo,
con tal de que tiempo pase. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Tú más de mí que ningún otro

Las mismas ganas que pestañas,
ojeras que me incriminan,
y saliva para muchos días.
No me toques las pupilas
que lloran estando a ciegas,
mejor roza mis pómulos.
Bésalos, que saben a sal,
y todos saben que de eso
siempre he ido muy sobrada.
Si ahora te soy sincera
llevo la vida agotada
y sólo quiero sonreír,
ya no me sirve dormir.

Puede que tus lunares sean mi escape al cielo, por eso necesito dibujar entre ellos y besarlos todo el tiempo.
Me gusta volar con tus ojos. Sentir que te conozco. Tu más de mí que ningún otro.
Y es que tu cara, es la noche perfecta que rompe mis cerrojos.
Pediré un deseo por cada pestaña que sople mientras pasan los días...
Para acabar con la impotencia que me sume en poesía. 

Partidas contigo

Uno, dos y hasta tres, cuento para asegurarme que no te has ido.
No me pellizques,
si esto es un sueño mejor bésame y sigue conmigo.
Se sienten tan reales tus besos en mi cuello que quisiera estar ciega para apreciarlos más.

Muda para oír mejor el susurro de tus palabras al pasar cerca de mi oído.

Sonrío mientras jugamos a ver quién ríe el último,
y es que a mi siempre me ha gustado jugar para ganar,
pero sabiendo que cada vez la risa es más alta,
se da por hecho que la partida es un todo o nada,
y que los dos estamos en el mismo bando,
aún con los tantos repartidos.
Me hace cosquillas tu mirada en mi ombligo, pero puede el temor de que me salgan mariposas y tengas que dar un paso atrás, porque ese es mi mayor miedo,
que pienses demasiado y sueltes mis dedos.
Dile a la luna que no se vaya todavía,
aún quiero partidas contigo.

Entre tus páginas


He levantado el vuelo,
no estoy aquí,
lo siento.
Quedé encerrada en las páginas de tus cuentos.
Se han escapado las letras
a susurrarte en silencio.
El leer es soñar despierto
y a mi me forman tus palabras,
te sobran las retiradas
y noto que estás cayendo.
Por eso yo sigo leyendo.
No te vayas al suelo como hice yo, 

por miedo a una caída,
que llevo unos cuantos días
buscando
el arte
que esconden
tus pupilas. 

¿Y por la noche que hacía?

Todo un misterio, así era.
Le gustaba crear con sus dedos,
y allí donde tocaba,
quería convertirlo en arte.
Le gustaba besarte
si eras un artista.
Jugaba con tu sonrisa,
que capulla, era una cría.
Sólo deseaba embriagarse de tus sueños
hasta que pasase el día,
así, luego dormía, si es que podía...
Contaba las estrellas
cada vez que amanecía.
Pero luego, por la noche,
¿Por la noche qué hacía?
porque ella no, no dormía.
Se pasaba la vida 
jugando con tus heridas.
¿Y por la noche que hacía?
Me sigues preguntando.
Yo que sé, si estaba loca.
Tocaba el piano en los cristales 
y dibujaba corazones en azúcar.
Jugaba con los andares 
que suele llevar la luna, 
buscando que algunos días 
amaneciese desnuda 
y poder verle las piernas,
siempre largas y tan tersas,
que llegan hasta la tierra.
Perdiendo así al compararlas con las suyas...

Dibujo realizado por mí en  2006


Cómo la echamos de menos.
También a ti te gustaba
lo de jugar con sus dedos,
mirarla de arriba abajo,
rebuscando entre sus fotos,
satisfaciendo sus antojos.
Dedicarle los cantares
escritos por un poeta,
y es que tú siempre rogaste
por poder ver su destreza,
la que encierran y despiertan
cada uno de sus poemas.
Sí, fueron más arte que ella,
pero la poesía es arte
y ella...
se quedó en sus tinieblas. 

jueves, 1 de diciembre de 2016

Tu punto de partida

Todo era oscuro.
No podía imaginarme si en algún momento podría salir de ahí. Era un vacío.
Era todo y no era nada. Se sentía pero no se veía.
Sufrimiento que no te deseo,
porque solo hay una cosa peor que llorar por algo, y esa, es llorar por nada pero sentir la necesidad.
Saber que tienes cien lunas crecientes
colgadas de tus párpados,
pero ellos solo ven
las reliquias del pasado.
Y que día tras día te enredes,
entre espirales que tú misma trazaste y como en un laberinto jamás encuentres la salida.



Pero la hay, y es tu punto de partida...


Estamos hechos de agujeros,
para no reventarnos por dentro.

Volver a recordar(te)

Da vértigo pensar en mañana,
da miedo no volver a escucharte.
Gritábamos callados ayer
y hoy las huellas se hacen más grandes
mientras mis pasos se acostumbran
a pisar un suelo estable.
Me hace gracia pensar que escribo
sobre noches en vela,
sobre ti, sobre tus temas
mientras tú creas palabras
que consuelan mi condena.
Se me ha olvidado cómo escribir alegre
y ahora sólo escupo letras
manchadas de indiferencia,
de indolencia y de suspiros.

Siempre acabo volviendo a ti,
a escribirte, a recitarte,
como el que vuelve a su casa,
como quien sueña al despertar
y vuelve a soñar despierto...
Siempre el mismo sueño.
Ayer terminé olvidándote
y joder, como odio ese "te"
que completa todas mis frases
hoy, que vuelvo a recordar(te),
el aire no traspasa mi ventana.
Fuera siempre hay tormenta,
desde que dejé de mirar estrellas,
desde que dejamos de mirarlas...
Y ya no vuelan las risas que escondían tus palabras. 

martes, 29 de noviembre de 2016

Olvidarte no puedo

¿Qué daría yo por acariciarte de nuevo? ¿Qué daría por detener el tiempo alrededor de tu cuello? ¿Qué daría por volar mientras duermo y entre sueños entregarte mi cuerpo? ¿Qué daría por leer tus pensamientos?
Porque si tú a mí ya no me piensas, ni me extrañas, ni me amas...
¿Para qué me sirvieron tus besos?
Quizás fuera la magia del momento la que precipitó mi boca a la tuya provocando en mí un gran incendio.

Olvidarte no puedo.

He usado dicha magia para arrancar las mariposas que tristes me arañan por dentro,
las he encapsulados para botarlas bien lejos,
pero soy tonta si pretendo que no reboten y encontrarlas de nuevo...
Irradian tanta luz como el amor que aún te profeso. 

Nos conocimos a destiempo

Volvería a encontrarme contigo en cientos de andenes,
de esos que el tiempo parece detenerse del todo,
queriendo dejarnos más tiempo los dedos entrelazados, las lágrimas en los ojos.

Volvería a abrazarte bien fuerte antes de que te fueras,
separando tu corazón del mío en un viaje de vaivenes.

Llenaría tu maleta de besos lentos, te quieros y lo sientos, bienvenidas y desvelos, horas exprimidas en terremotos de deseo.
De miradas, caricias, anhelo... Hoy me siento frente al mar, bajo nuestro mismo cielo.
Voy a volver loco al recuerdo hablándole de tí y de cómo te siento,
de las interminables madrugadas de octubre descubriéndote entre mis dedos.

Cometimos el delito de conocernos a destiempo. 

Soñar despierta

Parece ser que soy un tanto desastre, pues todo aquel que me da consejos, yo voy y los pierdo.
Pero no hay nada comparado al placer de sentirse prohibido y libre.
Bendito error en el que me quedaría a vivir.
No soy un pájaro entre rejas, los "te quiero" pierden significado si no se sienten, si son para oprimir y enjaularte. Pienso seguir volando, ya me ves, prefiero estar sola que mal aconsejada, si me aceptas tal cual soy... ¿Me acompañas?
Una vida normal es mortalmente aburrida.
Prefiero huir de lo cotidiano y soñar despierta,
escapar de lo bien visto,
ocultar lo prohibido,
saciarme de momentos ajenos,
anhelar instantes que nunca fueron míos, pero en los que te perdí para reencontrarme.

¿Para que lucho sino ansío?
Me temo que el conformismo no es lo mío.
"Vivamos lo correcto, intensifiquemos lo incorrecto".



sábado, 26 de noviembre de 2016

25N No más violencia

Cuentan por ahí a escondidas
que  no saben que le han hecho,
que los huecos de su pecho
siempre sufren sacudidas.
Maltratada y en los huesos,
¿Cuánto más niña,
 
vas a aguantar esto?
En su columna vertebral
ha surgido una escalera
que no consigue llegar al cielo,
y es golpeada contra el suelo
cada vez que se protege
de los golpes de su "dueño".
A sus dos piernas de vértigo
no se las permite ver viento.
Otros ojos las vigilan
cantándolas en un solo,
porque sólo él quiere verlas en silencio.
Encima de la mesa hay besos,
y le hace ver que él es perfecto,
pero le vuelve a arañar la pierna
tan solo porque está riendo.
Él es cárcel y adicción
y  ella sólo un pasatiempo.
No sabe que está sufriendo.
No piensa que es una esclava,
una chica con encanto,
que por culpa de otro hombre
es víctima del maltrato.

“Quédate con quien te borre el carmín a besos
y  no el rímel con desprecio”.


#25Nnomasviolencia
#notecalles #violenciadegenero

jueves, 24 de noviembre de 2016

En deuda contigo

Tengo deudas contigo...

Besos de buenos días, de esos que se escapan porque el reloj aprieta aún más que el sueño.
Una cena sin prisas, sentados uno junto al otro, solos, sin mirar a nadie más. 
Un poco de caos al llegar a casa, y una película, con palomitas, bajo una manta.
Hablando de manías. 
Descorchando las cosquillas. 
Te debo disculpas por cosas que haré o diré en los días que no haga más que discutir.
El cadáver de ese maldito mosquito que no te deja dormir.
Y para dormir, te debo tantas caricias, besos y cuentos...

Luego hay deudas mas grandes. Las importantes.


Estoy en deuda todavía para hacerte ver como mis ojos te ven. 
Te lo debo todo... ¡Prometido!
Pero de todas, absolutamente todas, la única importante. La más importante al final, es que te debo mis mejores y mis peores momentos. Te debo mis rutinas. Te debo mis miedos, mi fortaleza, mis alegrías y mis penas. Eso es lo único importante, deberte mi tiempo, mi tiempo futuro, para saldar el tiempo que no estemos juntos. 

Tesoros entre páginas

Don Gabriel tenía una librería especializada en libros antiguos a la vuelta de la esquina. Era de ladrillo carmesí con una fachada pintada de azul marino.

A Don Gabriel le gustaba contar las historias más dispares de los vecinos con los que convivía a través del escaparate de su local atestado de historia.
Yo me pasaba horas ahí dentro...

Me acostumbré a buscar tesoros entre las páginas y encontraba auténticas maravillas, mundos enteros por explorar. 

Un día demasiado frío como para pasear por la calle, después de hurgar entre libros de poesía y cuentos clásicos, me topé con uno especial. Tenía la cubierta ajada, páginas desgastadas por ávidos lectores, sin ningún apunte y el aspecto elegante de una gran obra.
Me lo acerqué para olerlo mientras habría la primera página. La nada con olor a tinta invisible saturó mi olfato por un segundo.


Pasaron por mi mente miles de historias completas perdidas en escritorios, novelas que se quedaron a medias en libretas casi vacías y archivos olvidados por sus creadores. 
Pude ver, nítidamente, todas las aventuras y desventuras de principio del Siglo XX, todos los personajes llenos de vida, con su propia historia, compleja, vibrante, esperando para salir al mundo. 
Esos caracteres abandonados al olvido invadieron mi mente en una ráfaga poderosa. 
Bastaron tres segundos para volver a la realidad. Alcé la vista, Don Gabriel me miraba fijamente desde el fondo de la tienda, sonriendo... 

El Adiós no existe

¿Existe el Adiós para la gente especial?
Gente que llega y te demuestra que el corazón crece con los años, que se ensancha a medida que lo llenas de amor. 
Será que existen hilos rojos que nos unen por siempre a pesar de las circunstancias, será como el dicho de "Dios los cría y ellos se juntan", será... pero personas que me acompañan a diario por un ratito luego han de echar a volar.
 
La primera vez que tuve que despedirme lloré mucho, madre mía... pero con los años duele más.
Qué dolor se siente al alejarte de la complicidad del día a día.
 
Pero toca sonreír a todo pulmón...
El tiempo me ha enseñado que los kilómetros son excusas y que el tiempo, con según que personas, no pasa.

Y lo genial de todo esto es que cuanto más te sucede, más familia tienes por el mundo y más pequeño y reconfortante se vuelve todo. 
Así que a todos mis peregrinos y amigos en la distancia, dónde esté yo, tenéis un hogar.
Que el Adiós no existe... un “Chauuu, hasta pronto” mola más.
¡¡Aquí te espero!!

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Esa

Esa, que sin estar cerca te recomienda la corteza del árbol cuando te pica la espalda y tus manos no llegan. 
Esa que te envuelve en un abrazo y te regala el sol cuando hay tormenta.
La que se engancha a la locura de querer medir cosas desmedidas cuando te pregunto si me querrás siempre y si es para siempre, cómo seremos después de tanto tiempo. 
Esa, que busca tu mano, que corre a tu lado, que abre tus puertas, que acaricia tu ausencia, que sueña contigo, que te hace reír, que habla de tí. Esa, que vale la pena.

Esa, que llora por no poder hacerlo siempre que quiera, que a pesar de todo no puede darte lo que más necesitas, cuando más lo deseas.

Esa, que espera tus ganas cuando retrocedes a otras manos que abiertas, en varias ocasiones, dejaron que te fueras.
Me rasgaría la piel para envolverte en ella. Lo hubiese hecho aunque ahora digas, haberlo hecho. 
Y me pregunto, si lo hubiese hecho... ¿Te hubieses dejado atar al borde de mi cuerpo asumiendo una rutina?
¿Atar a todo lo que tengo por debajo de esta cicatriz que no has cosido tras marcharte?
¿Esa que ya no ves?

Esa, que hace que no me olvide que es mejor querer que ser querida y no poder corresponder. 

Me sonreíste en Febrero...

El día que me sonreíste era febrero y chispeaba, pero el sol se hizo en tus labios. 
Quizás recuerdes aquel beso con prisa ansiosa, mis manos temblando y mis oídos sordos ante unas palabras que brotaban de mi boca nerviosa. 
Y tú mirándome, incapaz de articular apenas dos frases porque yo las acaparaba todas.El perfume de las flores húmedas impregnaba los jardines mojados por la lluvia y, en los cristales del portal se dibuja el abrazo de dos siluetas. 

Recuerdo repasar mentalmente cada pliegue de tu frente, como buscando una cavidad dónde esconderme de las miradas y el frío. También recuerdo notarme las yemas de los dedos calientes, templadas y luego frías al soltarte por unos minutos, mientras vomitaba pensamientos sin sentido que tú escuchabas con la mayor seriedad de la que eras capaz, aguardando...Más tarde entendí que esa sonrisa teñida de lluvia formaba parte de un puzzle cuyas piezas empezaron a encajar a un ritmo vertiginoso, creando un mapa de recuerdos agridulces. Pero ese día no. Ese día sólo creía en la divinidad del tiempo que pasa deprisa junto a tí, en la constelación escondida en tu espalda y en como me pedías miradas cogiendo mi cara, mientras me decías que sí, que tú también... 

Me enamoré de un pájaro...

Me enamoré de un pájaro que escuchaba pop español y fumaba cigarrillos en dos minutos. Tenía sus propias manías, como la de tomar café aguado nada más despertar.
En fin, quién iba a decir que un pájaro toma café o fuma, ¿verdad? Tan raro como que todos los caminos llevan a Badajoz y no a Roma. 

Tuvimos un bonito romance, duró lo que dura un beso largo escondidos bajo soportales o unas horas peleando con la tela que a menudo sobra. Fue una primavera en la playa y un verano en una ciudad vacía.
No hubieron palabras de adiós pero sí sal en los ojos y cuellos brillando con gotas retenidas.
Me dejó su olor en mil detalles y un pañuelo donde llorar canciones.
Me enseñó a volar distancias, a esperar, a añorar... Hasta el próximo beso cargado de ilusiones. 

Dulce delirio

Dicen, que lo malo del suicidio, es que si nos gusta, no podemos repetirlo.
Sin embargo, yo he perdido la cuenta de las veces que me he lanzado sin paracaídas al abismo de tus labios,
y me siento más viva que nunca al declararme desaparecida en el microcosmos de constelaciones que dibujo en las pecas de tu espalda.


Y lo mejor de todo, no es tener la certeza de poder repetirlo, sino que vienes en busca de mis dedos para regalarnos instantes de trepidante y dulce delirio.

domingo, 12 de junio de 2016

Sin rutinas

No habrá reproches ni malas caras al llegar a casa por no saber que contarnos,
ni besos fugaces por compromiso al no añorarnos.
No habrá tensiones por gritos infantiles o facturas,
ni citas obligadas los domingos a comer en casas familiares.
No habrá resoplidos porque me retraso al no saber que ropa ponerme,
ni insistencia por mi parte cuando no quieras fregar los platos.


No todo será tan bueno, ni todo será tan malo...

Villa Giacomina - Villajoyosa (Alicante)

Pero te prometo cuadernos llenos de nuestra historia escrita con la saliva del hambre por besarte.

Y canciones acompañando nuestro anhelo cuando no pueda tenerte.
Cogeré un día libre cuando me tiemblen las manos de ausencia, y bailaré contigo entre soportales y palmeras salpicando de risas nuestros momentos al volver a verte.
Te prometo, que cuando el ansia arañe nuestros cuerpos, ardientes de deseo, construiremos nuestra propia casa sin techo, donde sólo el sol sea testigo del amor que nos tenemos. 

El momento adecuado

Comprobado, me aferro a cosas que me acaban desgastando, esperando a sufrir contemplando como me voy consumiendo, estallando sin aguantar ni un solo momento.
Espero al minuto correcto, para hablar, para sentir, para llorar, para reír... ¿Por qué pensar tanto? ¿Existe el momento adecuado?

He encerrado los miedos con candados y he lanzado la llave a donde no la alcancen los tropiezos.
Que si quiero quererm(t)e lo hago, que la vida vuela como para tener que esperar a que lleguen los instantes apropiados.
No existen, no, ni los equivocados.


Me he cansado de esperar, ya no me callo, si me caes mal te lo digo al igual que si te amo. Que me equivocaré una y mil veces pero vivo para mejorar, para empezar desde cero y llegar al cien, quedarme a la mitad o no superar el diez.

Vivir para esperar no vale la pena, que los días hay que exprimirlos de la mejor manera. 

miércoles, 1 de junio de 2016

Entre la maleza

Villa Giacomina - Villajoyosa (Alicante)

Y hoy... 

Luchamos con seres insoportables que llevamos dentro, 

llenitos de temores, 

de huecos incompletos, 

de inseguridades agrietadas 

y autoestimas derrumbadas.

Villa Giacomina - Villajoyosa (Alicante)

Que si nos caemos nos levantamos, 

escalamos atravesando temores, 

colándonos en los entresijos de nuestra cabeza, 

desgastando las suelas con cada roca con la maleza.
Encontrando un tesoro oculto de imperfecta belleza.
Que tú y yo no somos tan diferentes y quizá soñemos las mismas metas. 




miércoles, 27 de abril de 2016

Músico callejero

Trabajas en algo en lo que te aplauden cada tres minutos, en cambio otras, te das cuenta de lo pequeño que eres en la calle, cuando la gente pasa de largo, sin mirar. 
Ejercicio brutal, sobre todo para el ego, ¿Verdad?
Imagino que te marca mucho la soledad que esto supone, y es irónico lo que la nostalgia nos inspira para tocar así de bien en medio de tanta gente...
Te sientes un decorado más en el cual es muy difícil fijarse, tocas en condiciones adversas, gente que no te quiere escuchar, ruidos, sonidos, juegas con tu autoestima, con tu humildad, la gente te mira a veces como si fueses un pordiosero, otras como un artista, de los de verdad, de los que deberían llenar salas de conciertos en vez de mendigar. 

Paseo marítimo de Calpe (Alicante)

Pero tienes algo muy valioso, diferente a los demás, aunque el evadir impuestos no te deje en buen lugar. Vives la vida al límite, igual que un lobo de mar, cada día te regala experiencias y aprendizajes, difíciles de olvidar. 
Perfeccionas esa canción tantas veces rayada por tus cuerdas y nueva para quien te mira tararear. 
Una moneda, una sonrisa, y la vuelves a tocar.