Me oprime la impotencia,
la pena y la condena.
El techo se desprende,
hay luz insuficiente
y las paredes me encadenan.
De que sirven mis lamentos, mi castigo,
sino quiero lo que hay fuera.
La libertad es relativa,
si con todo el mundo a la vez,
no se puede ser sincera...
No hay peor reproche hacia uno mismo que encerrarse en esta trena,
que es la soledad sin tu perdón que hasta mi cordura desordena.
En el Castillo de Santa Bárbara - Alicante |