Mirada vacía
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Mi ojo |
Su rostro se empapa de bruma resbaladiza, y su interior se llena de sal.
Solo desea correr, salir, huir, abandonar, pero es tarde...
Está tan sumida en ese laberinto de irrealidad que no puede más que vagar a la deriva y naufragar.
Sus ojos, abiertos ante la incredulidad, se quedan fijos, vacíos, sólo con el deseo de olvidar.
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