miércoles, 13 de enero de 2016

Mirada vacía

Mi ojo


Su rostro se empapa de bruma resbaladiza, y su interior se llena de sal. 


Solo desea correr, salir, huir, abandonar, pero es tarde... 


Está tan sumida en ese laberinto de irrealidad que no puede más que vagar a la deriva y naufragar. 


Sus ojos, abiertos ante la incredulidad, se quedan fijos, vacíos, sólo con el deseo de olvidar.

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