Volvería a encontrarme contigo en cientos de andenes,
de esos que el tiempo parece detenerse del todo,
queriendo dejarnos más tiempo los dedos entrelazados, las lágrimas en los ojos.
Volvería a abrazarte bien fuerte antes de que te fueras,
separando tu corazón del mío en un viaje de vaivenes.
Llenaría tu maleta de besos lentos, te quieros y lo sientos, bienvenidas y desvelos, horas exprimidas en terremotos de deseo.
De miradas, caricias, anhelo... Hoy me siento frente al mar, bajo nuestro mismo cielo.
Voy a volver loco al recuerdo hablándole de tí y de cómo te siento,
de las interminables madrugadas de octubre descubriéndote entre mis dedos.
Cometimos el delito de conocernos a destiempo.
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