Sacúdete los ojos, que he visto un mar de lágrimas coloreadas con tinta. He visto como suspiras, cómo hablas y me miras buscando revivir en mí,
recuerdos de mejores días. He raptado los secretos que susurraste al olvido para alejarlos de ajenos oídos. He cortado tus pestañas para que no se hagan cuerdas y que luego se retuerzan causándote pesadillas.
Déjame que forje un columna imbatible sanando tus rotas costillas. Tiovivos de sensaciones que caben en un solo día, de todos los colores que oscurecen enseguida, sumiéndote en tu color,
sin ser color,
hasta que todo este cuento acabe. Contarás cada segundo, con tal de que tiempo pase.
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