miércoles, 27 de abril de 2016

Te echamos de menos...

Los que le conocían bien decían que era serio, los que menos, campechano y directo. 
Lo cierto es que el alcohol agriaba un carácter que cuando no amenazaba a golpe de cinturón asesinaba con una mirada fría. ¿Quien sospecharía, que tras la sonrisa sonrosada en el bar donde bebía, se escondía un hombre que derrumbado en el pasillo, lloraba en brazos de su hija?
Querido en vida sólo a veces, incomprendido la gran mayoría...
Conmigo cambió, decían que su nieta le devolvió la alegría. Mi abuela no daba crédito cuando al llegar del mercado, le encontraba tirado en el suelo con una cría saltando sobre su espalda, riendo a carcajadas... Disimulando se levantaba, fruncía el ceño pero ya a nadie engañada.

Mercado central de Alicante

Se fue una madrugada, tras una noche de fotos, recuerdos y nostalgias.
Cayó derrumbado en el pasillo que tantas veces le vio tambalearse, pero esta vez por falta de fuerzas, sin aire.
Un corazón enorme escondido en una infranqueable armadura solo corrompida por un cáncer.
Le gustaban los claveles, me gusta adornar con ellos su lecho eterno, y cuando no le visito y los veo, los huelo, le pienso, recuerdo... Su mirada, su guiño cómplice y su amor incondicional de abuelo.

Han pasado más de veinte años y aún te echamos de menos... ❤ 

2 comentarios:

  1. Me has emocionado, Estefanía, mucho, chiquilla. Me has recordado a mi abuelo, pues, la descripción coincide exactamente con la del mío. Me gusta como escribes. No dejes de hacerlo. Tienes una sensibilidad especial. Es un don. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy agradecida por tu comentario, no imaginas cuanto me alegra haberte transmitido tanto sentimiento, aunque te haya emocionado de manera triste. Seguiré escribiendo porque ayuda a liberarme y me acerca a persona como tú, gracias, y besos :)

      Eliminar