lunes, 5 de junio de 2017

No voy a permitir ni un minuto más que te quedes sentada, 

terriblemente embobada
sin sentirte capaz de levantarte, 
pararte, mirarte y salir.

No.

No te voy a permitir ni un segundo más
que te quedes con la palabra en la boca, 
el estómago cerrado y las ganas atrapadas,
atrapadas de nuevo y una vez más 
por eso que te inquieta, 
que te duele y te deja quieta.

No.

Hoy no vas a estar con la cabeza en remojo, 
como una bolsita de té un lunes,
las ideas atadas,
los brazos cruzados
y los sueños rotos.

No.



Hoy vas a salir corriendo y te vas a ir lejos, 
tan lejos que no vas a encontrar de nuevo el camino para volver,
volver a todo esto.

A todo esto que te desnuda y te deja así,
sin más ganas de mariposas,
sin consecuencias graciosas,
sin los riesgos de caminar descalza y a oscuras.

Sin los músculos relajados después de forzarlos,
sin la transpiración de las manos cerradas, 
sin la sed cuando tienes agua.

Sin las cosquillas del sol que atraviesa tu ventana, 
sin la catarata de palabras en una hoja que deja de estar en blanco, 
sin el ruido de las teclas cuando eres música,
como un latido rítmico, que te transporta, te llena, te alegra.

Sin un billete de ida y otro de vuelta a cualquier otro lado, 
sin el alivio después de tomar aliento, 
sin esa sensación de por lo menos...
Haberte levantado.


¿Cuánto hace que no sueñas después de dormir? 

2 comentarios:

  1. Hola Estefanía, las luchas propias son las más duras que vamos a librar sin duda alguna..
    Gracias, pasa buena noche besos rotundos..

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    1. Muy de acuerdo contigo, pero no podemos rendirnos, tenemos la capacidad de aprender de cada obstáculo. Que tengas un buen día y mil gracias por leerme!!!

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