Entre los retales de piel que no has besado,
se encuentran mis labios.
Creo recordar que una vez besaste mis mejillas,
pero fue un momento tan efímero,
que apenas soy capaz de recordarlo.
Aquel momento fue inefable:
sentí tanto
que las palabras no abandonaron mi boca en ningún momento.
Y esperando ser liberadas, se quedaron ahí...
Quise que lo nuestro fuese sempiterno,
pero te empeñaste en poner un fin.
No fue un misero punto y final, no.
Lo dejaste sin ningún signo, obligándome a ponerlo yo.
Mi amor por ti mermó después de haber llorado hasta la aurora de cada día.
Y fue así, como dejé de creer en el amor de hoy en día,
y empecé a refugiarme en los libros,
en donde encuentro el amor que yo quiero, descubriendo palabras raras que adornen mis recuerdos.
![]() |
Casa en el Puerto de catarroja (Valencia) |
Hola Estefanía,caminando llegué hasta tú casa, con qie íntima realidad nos relatas versadamente los própositos de un quimérico beso..
ResponderEliminarAquí me quedo, gracias, buena noche, besos de agua..
¡Bienvenido! Encantada de que te gusten mis lineas y te quedes para seguir leyendo. Millones de gracias por tu visita y comentario. Creo que no hay poesía sin intimidad. Te deseo un bonito día.
EliminarBello, en tu línea, amiga. Créeme, todo puede suceder, incluso lo más insospechado, la vida es corta, pero extrañamente larga e inusitada.
ResponderEliminarMuy cierto, la vida no deja de sorprendernos, comprobado tengo que todo es posible. Mil gracias :)
Eliminar